Sigo disfrutando desde mi última entrada de la madera, del tacto, de su olor, de rebuscar entre todo el material que he rescatado de la casa de mi abuelo que era carpintero. De descubrir en este mundo fantástico que es internet la fascinación que ejerce la madera sobre aquellos que la trabajan con las manos, como se hacía antes de las máquinas eléctricas.
El mero hecho de crear algo con las manos ya es enriquecedor por sí mismo, pero hacerlo sin interponer entre la materia trabajada y nuestras manos el ruido y la vibración de las máquinas supone encontrarse en otro tiempo, más lento, sin interrupciones.
Después de finalizar la patata de baúl-zapatero (mi primer trabajo manual de envergadura) y, aprender de la multitud de fallos cometidos, decidí hacer una mesa de trabajo para mi hija con los restos de palets que quedaron.... Mejor. No mucho más, pero mejor.
Os dejo fotos de las dos barrabasadas y os iré contando mis nuevos trabajos y el proceso de limpieza y descubrimiento de las herramientas de mi abuelo.
Entrada corta, pero con un fin conseguido.... no he hablado de política.